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Recolección de Chistes - Edición del 2024

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Chistes de Otros, mejores chistes 69

Otros

en la peluquería: buenas, ¿qué ...

En la peluquería:
Buenas, ¿qué desea?
Pues mire, quería que me hiciera un corte con una patilla de tres centímetros de largo, el flequillo en forma de montaña rusa, un tranquillón que parezca una estrella de doce puntas en todo lo alto, la colleja al dos y un poco más arriba al cero.
No, lo siento, ese corte no soy capaz de hacerlo.
Y entonces, ¿cómo se las arregló para hacérmelo, la última vez que vine?

es un pelao que ...

Es un pelao que se va a cortar el poco pelo que tiene, y que va con unos auriculares puestos. Cuando llega a la peluquería, la peluquera le dice que se quite los cascos, ya que sino no puede cortarle el pelo. Pero él le contesta que no, que su mamá le ha dicho que si se quita los cascos se muere. Entonces, la peluquera le insiste en que se saque los cascos, que no le va a pasar nada, y que sino, no le puede cortar el pelo. Después de un rato de discusión, el pelao se quita los cascos, y seguidamente se muere. Entonces, la peluquera asustada y arrepentida de decirle que se sacara los cascos, decide mirar qué es lo que escuchaba que era tan importante para la vida de un pelao, y oyó:
Inspira, expira, inspira, expira...

este es un camionero ...

Este es un camionero que llevaba el camión hasta arriba de paquetes. El tío iba por la carretera circulando tranquilamente, en en eso que entra en un túnel y se atasca en él. Se formó una caravana de vehículos detrás de él todos piteando y gritándole al camionero, este les decía:
¡Pero si no entra el camión, hijo! ¿Qué quieres que haga? ¡Hombre! ¿Qué quieres, qué quieres?
En un momento dado, viene la guardia civil y le dice uno de los guardias:
¿Usted es el camionero?
¡Sí, soy yo! ¿Qué pasa?
¡Hombre! ¿Por qué no le baja un poco la presión a los neumáticos y así entra bien el camión?
¡No, si de abajo pasa, donde no pasa es de arriba!

dos gomeros que acaban ...

Dos gomeros que acaban de sacarse la lotería viajan a Tenerife a comprarse un coche. Es por la mañana y ambos van a tomarse un café antes que abran el concesionario de Mercedes. Salen de la cafetería y se dirigen a la casa de coches donde el empleado les enseña varios modelos deportivos muy caros de los cuales ambos se enamoran, y se compran uno para cada uno. A la hora de pagar uno de ellos se echa la mano a la cartera cuando el otro le dice:
¡Quieto hombre, que tú invitaste los cafés!